La imagen muestra la zona apical de la raíz mesial de un primer molar inferior.
En la misma se observan varias salidas apicales siendo muy difícil de establecer cuales son los forámenes principales. Prácticamente ninguno termina en el ápice propiamente dicho de la raíz.
Transportemos esta situación a la práctica clínica. Cuando realizamos el tratamiento endodóntico de un primer molar inferior a nivel de la raíz mesial encontramos, en la mayoría de los casos clínicos, un conducto MV y un conducto ML, y establecemos la Longitud de Trabajo ( LT), conformación, irrigación y obturación en base a los forámenes de estos dos conductos.
De acuerdo a ésta imagen, existirían más de dos forámenes en la zona apical de las raíces mesiales de los primeros molares inferiores, siendo por lo tanto múltiples las comunicaciones del conducto radicular con el tejido periodontal periapical.
En la imagen se observan alrededor de 9 forámenes independientes, los que nos indica una anatomía intrarradicular sumamente compleja y difícil de ser abordada íntegramente.
Esta intrincada anatomía podría ser la razón de los fracasos endodónticos asociados a las raíces mesiales de los molares inferiores, dada la imposibilidad de remover en forma completa el tejido orgánico y las bacteria y sus productos durante nuestras maniobras operatorias.
Querido Pablo,
ResponderEliminarObservando éstas y otras increibles imágenes de la zona apical me pregunto: Cómo es posible que tengamos éxito en endodoncia en estas situaciones, esoecialmente en los casos donde hay presencia bacteriana?. Me gustaría conocer tu opinión al respecto.
Un abrazo
Es una pregunta muy interesante. Habría que tener en cuenta muchos detalles. Una respuesta específica no tengo. Si sabemos que la anatomía de las piezas dentarías son mucho mas complejas de lo que imaginamos, de hecho hay muchos trabajos referidos al tema. Estamos acostumbrados en caso de las raíces Mesiales de molares inferiores a tratar dos conductos: un MV y un ML, y como casos excepcionales encontramos un tercer conducto entre ambos, pero la realidad en apical nos dice que no solo terminan en dos forámenes, sino en uno, dos,tres, cuatro y hasta cinco forámenes SIN CONTAR LAS SALIDAS DE LOS CONDUCTOS LATERALES. En mi opinión personal, el éxito estaría determinado por la correcta instrumentación quimiomecánica y una obturación lo más tridimensional posible para que, en caso de quedar microorganismos, éstos tengan la menor cantidad de sustrato posible para su metabolismo. También pienso que no hay que hablar de cuantos microorganismos eliminamos sinó mas bien de como cambiamos el ecosistema del conducto radicular para que los mismos dejen de ejercer su actividad y así lograr éxito. Hay estudios que establecen que las bacterias remanentes, luego de una correcta endodoncia, disminuirían su metabolismo y quedarían no muertas, sinó atenuadas por lo que la posibilidad de ejercer daño estaría eliminada, y así daría lugar al organismo a que comience la reparación. Son las explicaciones que podría darte en mi humilde entender sobre cómo a pesar de ésta anatomía logramos tener éxito en un 90 % de los casos. Espero haber
ResponderEliminaraportado algo, desde ya muchas gracias. Pablo Ensinas
Totalmente de acuerdo Dr. pablo, y es muy interesante el estudio que ha realizado y las imagenes presentadas.
ResponderEliminarMuy bueno!!
Estimado Dr. Jorge. Muchas gracias por sus palabras.
ResponderEliminarDr. Pablo Ensinas
Pablo muy buenas tus imágenes, una manera más de conocer la realidad del terreno endodóntico. Estoy pensando que gracias a estos hallazgos la concepción y la terminología va a cambiar, por ejemplo el concepto de foramen. O acaso un conducto lateral no tiene las mismas dimensiones que el llamado foramen apical? Entonces cuál es el foramen "principal"? En la formación y desarrollo de las estructuras dentarias, los vasos sanguíneos se van rodeando de tejidos duros y no "piensan" si son principales o secundarios solo aportan los nutrientes. Esto puede profundizarse y ya tendremos oportunidad de hacerlo. Saludos cordobeses!!
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